Las religiones abrahamicas son las tres fees monoteístas que reconocen una tradición espiritual identificada con Abraham. Estas tres religiones son: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, y suponen más de la mitad de población de creyentes en el mundo. Casi cuatro mil millones de fieles. Estas religiones son, por tanto, “ramas de un mismo árbol que nacieron en distintos contextos de la historia”.
Una tradición común
La primera religión fundada fue el Judaísmo, que nace con la llamada de Dios a Abraham. Posteriormente, se origina el cristianismo que surge de la espera de los judíos al Salvador “Mesías”. Por último, el origen del islamismo se remonta a Mahoma, profeta y fundador de esta religión.
En el siglo 13 a.C., la figura de Moisés cobra sentido, pues demostró ser una fuerza que unificaría la nación de Israel. Fue por tanto, en esta época en la que el concepto de alianza se reiteró y restableció entre los descendientes de Abraham.
La alianza propiciada por Abraham, y reforzada por Moisés, está presente y es reconocida por las tres religiones, pues es aquí donde se constituye la base fundamental de estas y el punto en común entre ellas: Una afirmación y reconocimiento de alianza que los hebreos de Palestina hicieron con Dios.
Sin embargo, este no es el único punto en común entre las tres religiones. Su relativa proximidad geográfica es también un factor determinante para la conformación de estas tradiciones monoteístas. Así, la patria en la que Abraham nace y guía a su pueblo, sería el lugar de nacimiento de todas ellas; Palestina, península de Sinaí y península Arábiga y las áreas de Turquía y Grecia, constituyen la cuna de las tres confesiones.
Abraham, es el primero de los tres Patriarcas del Judaísmo. Tanto es así, que su historia está reflejada en todos los textos sagrados de las religiones abrahámicas y juega un papel importante como ejemplo de fe en ellas. Se dice que Abraham nació en Ur, una ciudad grande y próspera de la antigua Mesopotamia, situada en el actual Iraq.
En aquella época del siglo 7 a.C, no solo las regiones de Egipto y las tierras al este del mar Mediterráneo adoraban a diferentes dioses, sino que el mundo entero era
predominantemente politeísta. Fue entre este diverso conglomerado de culturas y creencias politeístas cuando Abraham decidió rendir culto únicamente a un solo Dios: Jehová. Esto, conformaría la base de lo que posteriormente serían las tres religiones abrahámicas.
La Biblia cuenta que Abraham recibe la llamada de Dios y este le pide que emigre al oeste con sus seguidores hebreos. En esta peregrinación se establecieron a lo largo de la costa oriental del mar Mediterráneo, lo que hoy se conoce como Palestina. Abraham llevó consigo la idea de creencia monoteísta, haciendo hincapié en las exigencias morales y las responsabilidades de los individuos hacia la adoración de un único dios, regente de todo. Los seguidores de Abraham transmitieron esta tradición generación tras generación, fortaleciendo y uniendo a las personas de Palestina con la creencia en Dios y la alianza hecha con su pueblo elegido.